Los cariocas viven al aire libre y en conexión directa con la playa. No solamente van a meterse al mar o a mantener el bronceado también practican deportes, se reúnen con amigos, se ejercitan y hasta trabajan. La playa está totalmente conectada e integrada a la ciudad ya desde su diseño urbanístico.
Los cariocas suelen ir a las playas de Ipanema y Leblon, escapando de los turistas de Copacabana.
Recorriendo las playas de Rio de Janeiro, en su máxima extensión, podemos decir que las ofertas gastronómicas de cervecerías y restaurantes son una invitación para conocer.
Son famosos los kioscos y bares y restaurantes en el calçadão de las principales playas. La cercanía al mar es el motivo principal, ya que las personas se acercan a degustar una bebida, sintiendo la suave brisa y disfrutando de una panorámica inmejorable.
Estos establecimientos ofrecen un espacio con mesas extendidas a su alrededor, cubiertas por amplias sombrillas, cada uno de ellos con su estilo particular. Generan ambientes informales para frecuentarlos tanto en traje de baño como en ropa de oficina. Muchos de los habitués, por trabajar en las cercanías, almuerzan allí, disfrutando de la inmensidad el mar.
No hay nada más carioca que ir a la playa y comprarse bizcochos “Globo” y té helado “Matte Leao”. Los vendedores de este té se distinguen por cargar con dos tambores, uno con el té helado y otro con limonada para que puedas hacer la mezcla que más te guste.
Seguramente verás a los locales jugando al futvoley, que se juega en equipos de dos y donde el objetivo es pasar la pelota sobre la red al campo contrario sólo tocándola con piernas y cabeza. Y “altinha” que se juega en grupos de 3 a 5 personas pasándose la pelota con pases altos dentro de un círculo dibujado en la arena mojada.
Una vez que el sol empieza a bajar, les encanta disfrutar el atardecer al aire libre. Algunos eligen Arpoador, donde se reúne gran cantidad de gente y hasta alguno quizás se anime a tocar la guitarra. Mientras que otros se van al bar “Mureta de Urca”, donde se puede disfrutar de una cerveza bien helada con una de las mejores vistas de la Bahía de Guanabara.
A la noche se impone Lapa, con su aire bohemio, su acueducto y sus bares para escuchar bossa nova en vivo o para sambar un rato. Si estás en Río un lunes o un viernes, no te pierdas de vivir la experiencia de bailar samba en la histórica Pedra do Sal.
Como sabemos, los brasileros aman, respiran, viven fútbol y el Maracaná es el templo sagrado donde rendirse a esta pasión. Pero en el caso de no ir al estadio, los hinchas de cada equipo se reúnen en sus propios bares.
Olegario Marcel es la calle de ocio masivo de los cariocas y lugar obligado al que acudir ante eventos importantes, sobre todo futbolísticos. La calle está repleta de restaurantes de todo tipo de comida y bares, debe de acudirse cuando los “mengaos”, que son los fans del Flamengo, tienen un partido importante. Es todo un espectáculo enfundarse una camiseta del equipo y perderse entre la multitud de la mejor torcida del mundo.
Otro de los aspectos a destacar son sus centros comerciales.
De los diversos centros se destaca Barra Shopping, considerado el centro comercial más grande de Latinoamérica. Lo primero que llama la atención es la amplitud de tiendas y su oferta, sobre todo de moda: para muchos es una novedad descubrir los seductores diseños brasileños, adaptados a cualquier segmento de edad y sus excelentes precios.
Se percibe al instante la calidad de los tejidos, ya que el gobierno brasileño es muy proteccionista con este tema, evitando la importación de materias primas.
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